5.6 Relato de un abusador

JONATHAN: Lo primero que hacía era estar dispuesto a ayudar en los clubes. Este en concreto, era un club de boxeo donde iban niños, quizás de 10 años en adelante, de 10 a 18. Y trabajé muy duro para levantarlo, y se lo decía a todo el mundo.

Pero la forma en la que trabajé me permitió tomar el control exclusivo. Logré que el club fuera el mejor de la zona. Eché un montón de horas, trabajé sin descanso para lograrlo, y estaba muy orgulloso de lo que hacía.

Pero por debajo de todo eso, lo que lograba es que la gente dependiera de mí. Los niños y las niñas pensaban que era una gran persona porque estaba haciendo todas esas cosas buenas por el club. Visitaba a los padres y madres, les hablaba de los nuevos planes, les hacía partícipes de las recaudaciones de fondos y todo eso. Conseguí que profesionales entrenaran a los chavales.

Pero me interesé especialmente en los más vulnerables. Conseguí que me ayudaran. Les di tareas para que se fortalecieran. Pero esa no era la razón, en absoluto. Era para tenerlos cada vez más cerca, para que tuvieran que responder ante mí. Venían a mí para que les orientara. Llegaban antes de que abriera el club, para ayudarme a montar el equipo y eso. Me visitarían a otras horas, porque eran los ayudantes del club. Así que aislaba a esos niños y niñas del resto y me encontraba con ellos/as a horas en las que el resto del club no estaría allí.

Los padres pensaban que realmente era una persona maravillosa, dedicando todo ese tiempo al club. Y con el tiempo fui asumiendo más y más trabajo en el club, así que los adultos solo trabajaban allí en la noche del club. Los adultos recaudaban fondos. Los adultos hacían cosas fuera del entorno del club.

Los únicos adultos que había realmente allí eran los dos entrenadores. Pero ellos venían, dirigían su entrenamiento y se iban. Yo llegaba antes de la hora de apertura y me marchaba tarde, logrando que los niños estuvieran más cerca de mí y aumentando su dependencia. Pero también traía a otros niños que no me excitasen para eliminar sospechas.

Pero a los especiales los elogiaba. Hablaba con ellos. Les daba trabajos especiales. Les pedía que se pasaran por mi casa, les daba dinero y hablaba bien de ellos a sus padres.