1.1 Introducción

1.1.1 En el corazón del aprendizaje: docentes y enseñanza

La normativa internacional, las comisiones de expertos y diversos estudios sitúan de forma sistemática al personal docente en el centro de una educación universal, de calidad y equitativa. Los expertos, tanto del campo de la docencia como del Gobierno, que formularon la Recomendación OIT/UNESCO relativa al Personal Docente (OIT/UNESCO, 1996, en lo sucesivo, «la Recomendación de 1966»), fundamentaron su trabajo en la idea de que «el progreso de la educación depende en gran parte de la formación y de la competencia del profesorado, así como de las cualidades humanas, pedagógicas y profesionales de cada educador» (OIT/UNESCO, 1966: 4).

Las conclusiones de una exhaustiva investigación en varios países y sistemas educativos muestran que «los docentes son el factor escolar más influyente sobre el rendimiento escolar» y que «la eficacia del educador es el indicador escolar más importante del aprendizaje del alumno», además de que suele desempeñar el papel más importante para superar déficits de aprendizaje de los alumnos más desaventajados (Asia Society, 2014: 7; OCDE, 2014a; 32; Banco Mundial, 2013: 5).

Por tanto, existen varias razones por las cuales el personal docente debería situarse entre las prioridades más altas de los responsables de las políticas educativas:

  • La importancia de la educación: la educación es una de las prioridades humanas clave, incluso en los países y comunidades más pobres. La educación conlleva la reducción de la pobreza, la mejora de la sanidad y de la esperanza de vida, de la calidad de vida y del respeto por los derechos humanos. Los padres dan una gran importancia (y hacen grandes sacrificios por ello) a la educación que pueden ofrecer a sus hijos. La educación depende ante todo de la interacción humana entre alumnos y docentes, por mucho material de apoyo, tecnología y otros recursos didácticos que utilicen.
  • Calidad y éxito del aprendizaje: la evidencia muestra que, aparte de factores ajenos al medio escolar y de otros en los que difícilmente los responsables de las políticas educativas pueden influir (por ejemplo, antecedentes personales, familiares o comunitarios), el personal docente y las formas de enseñanza son algunos de los factores que más afectan al aprendizaje de los alumnos. Existe un amplio consenso sobre el hecho de que la calidad docente es la única variable escolar relevante que influye en el rendimiento escolar (OCDE, 2005: 23-25; OIT, 2012: 1). Los docentes son aún más importantes en relación con la llamada «crisis del aprendizaje» a la que se enfrentan millones de alumnos dentro y fuera de los centros educativos (UNESCO, 2014: 191). Para maximizar la eficacia de los docentes y ayudar a resolver estas cuestiones, un plan del sector de la educación debe incluir una buena política docente (Capítulo 2).
  • Recursos humanos y presupuestos: el personal docente constituye uno de los mayores componentes de la población activa de un país (entre el 2 y el 3 % de los trabajadores afiliados o incluso un porcentaje mayor en muchos países) y al mismo tiempo es el principal recurso humano de cualquier sistema o entorno educativo y el mayor componente financiero del presupuesto de cualquier autoridad educativa, que representa desde el 60 % hasta más del 80 % de los gastos públicos recurrentes (no de capital) en educación (OCDE, 2014b: 280-283; UNESCO, 2014: 254; UNESCO, 2010: 81). Los instrumentos normativos internacionales (la UNESCO, la OIT, la OCDE, el Banco Mundial, etc., citados en la presente guía) refuerzan el concepto de que el personal docente de gran calidad así como la enseñanza basada en la profesionalización del docente y en la excelencia en las políticas de recursos humanos obtienen los mejores resultados de aprendizaje y ahorran gastos a los sistemas educativos. Estos factores por sí solos justificarían una política educativa global que busque la optimización de los resultados de aprendizaje y la inversión de un país en personal docente de calidad.
  • Objetivos y reformas educativos: las estimaciones de las dificultades de los países en alcanzar los objetivos generales de educación, así como las reformas emprendidas periódicamente con el fin de gestionar los principales problemas nacionales, indican de forma regular varios factores relacionados con el personal docente:
    • La escasez de personal docente es uno de los principales problemas, ya sea en asignaturas o zonas geográficas específicas o para todos por igual. En 2013 se calculó que para 2030 se necesitarían 3,3 millones más de docentes en educación primaria y 5,1 millones en los primeros años de educación secundaria con el fin de dotar a todos los niños de una educación básica. No obstante, de continuar la tendencia actual en las contrataciones, se prevé que la escasez crónica de personal docente continúe durante décadas después de 2015 (Instituto de Estadística de la UNESCO – IEU, 2013: 1). Esto implica que el alumnado no tendrá acceso a la educación, o que esta será de peor calidad de la que necesita y merece.
    • La motivación y el sentido de la responsabilidad profesional de los docentes son factores cruciales para el éxito del aprendizaje individual y de los sistemas de educación. Los docentes entusiastas, empáticos y con grandes expectativas puestas en todos y cada uno de sus alumnos influyen significativamente en los resultados de estos. Los educadores desmotivados y poco profesionales dan lugar a un absentismo generalizado, altas tasas de rotación laboral y abandono de todos los educadores, buenos o ineficaces, y a un bajo rendimiento del personal docente, lo que debilita la educación de calidad desde los mismos cimientos.
    • Falta de participación del personal docente en las reformas con demasiada frecuencia, son las autoridades educativas las que diseñan y ponen en práctica las reformas, ya sea unilateralmente o con una aportación mínima de las partes interesadas. Las personas más directamente afectadas por dichas reformas y quienes más importantes son para llevarlas a cabo con éxito son los docentes y sus representantes. En el mejor de los casos, dichas reformas verticalistas solo funcionarán en parte, porque no se ha hecho partícipe de las mismas a los profesionales responsables de llevarlas a cabo. En el peor, es posible que encuentren una oposición tan fuerte por parte del personal docente y sus representantes que fracasen directamente. No obstante, la evidencia demuestra el papel positivo que tanto docentes como sindicatos de enseñanza pueden jugar en el éxito y la calidad de las reformas educativas si se comprometen debidamente desde el principio (UNESCO, 2014: 220-222).

Guía para el desarrollo de políticas docentes: CAPÍTULO 1. DESCRIPCIÓN GENERAL

1.1.2 Las políticas globales funcionan mejor