3.5.7 Autonomía y control

La profesionalidad docente se asocia a un conjunto de factores: educación inicial y continua de gran calidad; niveles relativamente altos de remuneración y estatus social; y cierto grado de autonomía y control en la práctica profesional de los docentes a título particular y en la profesión en su conjunto. Estos elementos interactúan entre sí: la calidad docente y la educación deben ser suficientes para permitir que la autonomía de los docentes sea eficaz. En Finlandia, los docentes tienen un nivel educativo, social y profesional alto y gozan de un alto nivel de autonomía sobre su clase y condiciones laborales, ya que «se ganaron la confianza de los padres y la sociedad en general al demostrar su capacidad para usar la discreción y juicio profesionales en la forma en que manejan sus clases y responden a los desafíos de conseguir que prácticamente todos los estudiantes se conviertan en estudiantes con éxito» (OCDE, 2011b: 11; véase también el Cuadro 2.3). Por el contrario, cuando los docentes y sus representantes carecen de influencia y control sobre sus prácticas y condiciones laborales, es más probable que se sientan desmotivados, impotentes e incapaces de lograr los mejores resultados posibles para los alumnos. A su vez, esto conduce hacia un círculo vicioso de bajo estatus social, poca motivación y moral baja, así como un rendimiento profesional y unos resultados pobres. Una política docente integral debe promover estrategias para desarrollar de forma gradual una profesión docente de gran calidad mediante el impulso de diferentes dimensiones laborales, entre ellas una mayor autonomía, como parte de un enfoque integrado.

3.5.6 Violencia escolar

3.5.8 La relación laboral