3.8.4 Garantizar la calidad

La supervisión y evaluación periódicas de la enseñanza por parte de colegas calificados y que ofrezcan respaldo puede ayudar a los docentes en el uso de métodos y prácticas adecuados y en la promoción de su desarrollo profesional, contribuyendo a la calidad general de la educación. La evaluación docente debe incluir docentes de apoyo que identifiquen si los alumnos están alcanzando los resultados de aprendizaje deseados y que implementen medidas de resolución apropiadas cuando sea necesario. En muchos países, las evaluaciones docentes son realizadas por inspectores, miembros de organismos de inspección especializados, que son parte de las autoridades educativas regionales o se encuentran bajo los auspicios de los ministerios o departamentos nacionales de educación. Debido a que los docentes pueden temer a estos inspectores externos y desconfiar de ellos, sus visitas pueden interrumpir las rutinas escolares y ser una gran fuente de ansiedad y estrés. En los lugares donde se utilicen los organismos externos de inspectores, estos deben seleccionarse de acuerdo a marcos de competencias bien diseñados, que garanticen que cuentan con los conocimientos, las competencias y los atributos para evaluar y apoyar a los docentes. Además, los inspectores deben utilizar marcos de evaluación inequívocos e inclusivos de manera congruente, objetiva y equitativa. Los inspectores deben recibir formación, en particular en equidad, no discriminación y prevención de prejuicios. Las inspecciones deben ser constructivas y no punitivas, centrándose en proporcionar comentarios formativos para impulsar la mejora continua.Nota a pie de página 26

La tendencia actual se aleja de inspecciones externas y se orienta cada vez más hacia sistemas de evaluación de docentes más colegiados, flexibles y basados en los centros educativos (OIT, 2012: 94). Los mismos docentes, directores, organismos de administración escolar, consejos escolares o juntas de gobernadores y alumnos pueden formar parte de la evaluación docente, que también puede incluir la autoevaluación. Cuando se utilizan estos métodos, los responsables de evaluar a los docentes también deben recibir formación para realizar evaluaciones congruentes, objetivas, equitativas y constructivas.

Una política docente también debe estipular una evaluación del rendimiento de los líderes escolares, determinar la frecuencia y el método de evaluación y establecer criterios de evaluación claros y transparentes. Los sistemas de valoración de los líderes escolares incluirán la recogida de comentarios sobre su rendimiento por parte de los docentes y otras personas a las que gestionan, así como de sus propios supervisores. Los criterios de evaluación estarán alineados e integrados en las políticas y prioridades de la educación nacional; pueden incluir criterios como los resultados de aprendizaje de los alumnos, la atención a los alumnos, la gestión y supervisión docente y la satisfacción y retención de los docentes. Los sistemas de evaluación y valoración deben estar vinculados al DPC y a las oportunidades para el desarrollo profesional. Los responsables de la evaluación del rendimiento de los líderes escolares deben recibir una formación adecuada. El proceso de evaluación «no debe convertirse en un ejercicio pro forma, en el que solamente se marquen casillas, y debe ser lo suficientemente crítico como para comprender los patrones de comportamiento subyacentes que han sido resultado de una gestión eficaz» (OIT, 2012: 45).

3.8.3 Evaluación del rendimiento e incentivos

3.9 Gobernanza escolar